Poio, tubo de ensayo político

2022-11-07 15:57:29 By : Ms. Sherly Woo

El municipio de Poio está viviendo un cambio de ciclo político que resulta histórico para ese Ayuntamiento y de paso, muy ilustrativo, para el resto de municipios de la comarca por las evidentes e inevitables comparaciones. De ahí que proponga como argumento de este artículo dominical que el caso de Poio y lo que pueda ocurrir dentro de medio año, es como un tubo de ensayo, un banco de pruebas para otros concellos del entorno.

La anunciada retirada de Luciano Sobral, después de desempeñar durante 28 años consecutivos la alcaldía de este Concello, ya supone, por sí misma, un hecho trascendental. Se va el regidor municipal que más tiempo lleva ostentando ese cargo entre los ayuntamientos del área de Pontevedra. El que ha enlazado más mandatos consecutivos (nada menos que siete). Y, seguro que también, el político pontevedrés del BNG que más tiempo lleva al frente de un cargo público, más de cuarenta años, superando a referentes de su partido como Lores y Mosquera, pues Nito, antes de alcalde, fue concejal en Poio desde 1979.

Pero, además, la marcha de Nito abre un melón muy jugoso sobre la identidad de la persona que ocupará la alcaldía de Poio, después de los comicios locales del 28 de mayo de 2023. Su salida, junto con la retirada asimismo de Chelo Besada, hasta hora primera teniente de alcalde y portavoz del PSOE, propician la irrupción de nuevos protagonismos.

De momento, lo que está claro es que después de las elecciones municipales, Poio tendrá nuevo alcalde o alcaldesa. Las opciones son tres: Marga Caldas; Gregorio Agís o Ángel Moldes.

La próxima marcha de Nito Sobral ha desencadenado acontecimientos políticos muy novedosos. Como que el PSOE y la candidatura Avante Poio hayan llegado a un acuerdo para comparecer con una lista única en las elecciones de mayo del 2023, evitando confrontar y desgastarse como les pasó en el 2019. Sin duda, un experimento muy interesante para evitar que se atomice el voto de izquierdas en ese municipio y aleccionador de cara a lo que pueda ocurrir en otros concellos del entorno.

Bajo el patrocinio de David Regades, secretario general provincial del PSOE, quien acudió a Poio el pasado jueves, se presentó ese acuerdo entre ambas partes. De modo que el concejal socialista Gregorio Agís será quien encabece la lista y se postule como alcalde, mientras Silvia Díaz, ex del BNG, que fue el póster de Avante Poio en 2019 y pieza clave para el tripartito que actualmente aún gobierna Poio, será número dos de esa futura lista conjunta con los socialistas.

Frente a ellos, intentando sostener el voto nacionalista post-Nito estará Marga Caldas, la sucesora de Sobral, quien hasta ahora ha desempeñado una gestión de gobierno muy protagonista y propositiva como concejala de Deportes, Educación y Seguridad. Al tiempo que asumía la dirección del consello local del Bloque en Poio, desde donde ha trabajado y preparado la sucesión. Marga Caldas tiene ante sí un doble reto: retener los sufragios necesarios para mantener al BNG en posición preeminente para un hipotético acuerdo poselectoral que, por tanto, le pudiera permitir convertirse en la primera alcaldesa de Poio en democracia. Un reto, sin duda, muy complicado.

Por último, tenemos a Ángel Moldes, quien fue ratificado nuevamente como candidato del Partido Popular a la alcaldía de Poio. Será el tercer intento del cabeza de lista del PP, quien es consciente que está ante su gran y última oportunidad con la retirada de Nito. Moldes solo tiene una posibilidad de convertirse en alcalde: obtener nueve concejales. Es decir, precisa de una mayoría absoluta, para evitar que le pase lo del 2019, cuando, pese a ganar las elecciones en Poio con el 44 % de los votos y 8 concejales, se quedó con un palmo de narices por el tripartito que formaron BNG, PSOE y Avante Poio, sumando 9 concejales.

Lo de Poio refuerza la necesidad de reflexionar sobre lo que pueda ocurrir en otros concellos del área, especialmente en aquellos como Pontevedra, Barro y Bueu donde el BNG tiene especial protagonismo municipal.

Si Nito Sobral puede tener un sustituto, Miguel Anxo Fernández Lores, también debería. Pero verbalizar siquiera semejante posibilidad, es un sacrilegio en la sede nacionalista de la calle Marquesa. Ese debate sigue oficialmente «pechado». Ya está decidido que Lores se presentará en mayo a un séptimo mandato. Y él dice querer postularse para otro más.

La misma sensación de aferrarse a lo que hay y de tener serias dudas sobre la existencia de alternativas y banquillo, podría extrapolarse a otros concellos del entorno. Ni Juncal en Bueu, después de 20 años; ni Abraldes en Barro, después de 8 años, se plantean retirarse. Al contrario. Se presentarán de nuevo.

Por otra parte, el caso de Poio enseña que la confluencia entre candidaturas aúna voto y evita dispersión. En Pontevedra, el PSOE, ¿será capaz de atraer e integrar (también neutralizar) otras posibles candidaturas —Mareas por ejemplo— que pudieran presentarse? Lo dicho para la izquierda vale aún más para la derecha local. Al PP y a Rafa Domínguez les puede costar más de un concejal que finalmente aparezcan listas de Ciudadanos, Espazo Común o una candidatura independiente tipo Pontevedra Unida.

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